miércoles, 13 de enero de 2010

FILOSOFÍA

DE LA
EDUCACIÓN

GERARDO GAITAN MEREJILDO

SERIE: CUADERNOS DE FILOSOFÍA


Chimbote, Diciembre del 2009.






CAPÍTULO I

Filosofía
Y
Educación








LA FILOSOFÍA COMO ACCIÓN

Cada actividad del hombre posee una dirección, un contenido, un para qué. No existe la aventura ciega, todo está recubierto de fun­damento sea explícito u oculto, dentro de la misma cosa o dentro de la acción cultural existe la firme estructura, es decir, cada acontecer en el escenario cultural sea éste singular, parcial o general gravita por obra de leyes y principios especiales, libres, humanos y supra-intencionales. Así como no es posible la evasión de los fenómenos físico-químicos a los naturales procesos de la causalidad, tampoco es concebible el hallazgo del obrar incausado en los terrenos comple­jos del hombre. Cada fenómeno humano es un todo, un contenido y un sentido.

El hombre hasta hoy ha demostrado un poder especial, podríamos calificarlo como supremo, como un ser que puede y hace todo merced al uso de su naturaleza dual, un ente sui géneris que religa lo natural con lo espiritual, lo inmanente con lo trascendente, lo biológico con lo ideal. Este ser complejo supera las categorías, (de tiempo, espacio, cualidad, cantidad) las controla y crea otras, que constituyen sus verdaderas fuerzas hacia el ahitamiento cada vez más elevado y hacia la inmortalidad.

El poder humano no nos es dado por una gracia divina o por una dádiva de un Dios juguetón, este poder (frágil en sus inicios) constituye el fruto necesario del trabajo escabroso, febril y copernicano del hombre a lo largo del tiempo. Este trabajo libre y voluntario es incesante, en constante progreso, en permanente hacerse y, tiene como fondo la cultura y la historia.

Nuestra existencia no es el producto del azar, está condicionada por fuentes que se hallan tras nuestro, asimismo desde la oscuridad de la caverna estamos iluminados por la claridad de nuestro pensamiento, esta luz se halla en la cima de las acciones históricas, vale calificar, el hombre se eleva más, cuando más relaciona lo profundo y lo alto. De esta distancia vertical, infinitamente extensa se ocupa la filosofía. "Por eso la filosofía no se instala -re­frenda Fernando Quesada Castro a la altura de una simple ciencia positiva, sino en el marco de un proceso prospectivo, en orden a.1a construcción



del hambre, la sociedad, en unidad dialéctica con la naturaleza dentro de lo contingencial histórico". – 1 –

Ahora bien, el hombre desde sus incipientes momentos ha hecho filosofía, tiene vocación congénita de ser un inquieto investigador, las llamas de su espíritu se agigantan alumbrando problemas y vis­lumbrando nuevos enfoques, de tal suerte, cada minuto bajo el sol es nuevo.

"Y, dice Abbagnano en efecto, filosofar significa para el hombre, en primer lugar, afrontar con los ojos abiertos el propio destino y plantearse claramente los problemas que resultan de la justa relación consigo mismo, con los demás hombres y con el mun­do. Significa, no ya limitarse a elaborar conceptos, a idear siste­mas, sino elegir, decidir, empeñarse, apasionarse: vivir auténticamente y ser auténticamente sí mismo". – 2 –

La visión filogenética e histórica nos presenta a la filosofía como una gran avenida que conduce al hombre empero a lo árido y escabroso del terreno; el hombre desde cuando obtuvo su capacidad sapiens o la madurez de sus facultades superiores inicia planteando, se problemas, agudos interrogantes sobre el mundo en que vive, sobre los seres vivientes, sobre sí mismo, queremos recalcar la sapiencia, y la locuencia más tarde constituyen los faros de la vida del hombre y de la cultura; abonamos a nuestra anterior tesis con las observaciones realizadas en el desarrollo y maduración de los niños, quienes al decir de Huxley describen en su proceso biológico el largo y complejo devenir de la especie, advertimos que hasta determinada edad el niño se halla sumido en el más crudo silencio, su actitud es casi pasiva y receptiva; pero, llega un momento en el que se desborda abrumadoramente, inicia con sus interrogaciones inter­minables, las personas mayores están acechadas por los ¿qué es. . .?, ¿por qué. . .?, ¿cómo. . .?, ¿para qué. .,? Realmente esta edad es feliz, una etapa de problemas y luces, un hito cualitativamente distinto, nada menos, constituye el sello de afirmación de humanidad, un afán de trascendencia.




El primer carácter y el más importante de la filosofía es sin duda el de ser humanista, saber del hombre y para el hombre, saber lumbrera y necesaria del hombre; no es como afirman algunas mentes intonsas, el aristocrático ejercicio de unos pocos espíritus ociosos, ni la estratosférica región donde puede encon­trase refugio y consuelo para los males y las desilusiones de la vi­da. La filosofía no es un saber gaseoso, ni constituye una abstracción hipostasiada, tampoco es la sombra de la ciencia, menos la eminencia gris. Nos inclinamos a cultivar la tesis de Suchodolski en el sentido siguiente:


"La tarea de la filosofía consiste principalmente en la libera­ción del hombre de las ilusiones al mostrarle las raíces sociales de las mismas y a estimularle a una acción para cambiar el mundo" – 3 –

Aun cuando es obvio el papel rector de la filosofía en toda la acción humana y en la extensión plena de la historia; la humanidad ó una tormentosa etapa de negación a la filosofía en su autentica. En la metafísica, esta postura fue sostenida por los positivistas que a punto de oposiciones crearon una nueva concepción, a interpretación original de las cosas, un cuadro de lo inmediato evocaba lo atávico teñido de cósmico, de natural. Desde este período parecía debilitarse la bizarra presencia de la filosofía, ando en el fondo se gestaba una doble afirmación: el poder re­flexivo del hombre y la indestructible presencia de una nueva cria­ra filosófica llamada la filosofía positivista, que décadas más tar­e desentraña a la filosofía existencialista y a la pragmática.




Quienes levantan las voces de crítica, oponiéndose o negando la existencia de la filosofía, después de haber analizado la constitución de ella referida en el marco histórico, no dejan de tener razón, pues con la filosofía se ha traficado, se le ha profanado desde remotos tiempos; filosofía parecía encerrar dos cosas: sentencias comunes más o menos ingeniosas, y, principios y conocimientos de inaccesible alcance, de pura abstracción, sólo para mentes y espíritus superdotados. Por nuestra parte condenamos tanto la primera como la segun­da, nada halagador es la extracción de la sentencia siguiente: (comen­tario del filósofo García Bacca acerca de la filosofía clásica), "El filósofo pretende, pues, conocer las ideas de las cosas. A este conocimiento podría seguir o no la acción -agrega más adelante- el fi­lósofo es contemplativo, abraza todos los seres, y en ellos lo eterno lo inmutable, sus ideas o esencias y las expresa en definiciones"
- 4 – Por su parte Sartre dice: "Toda filosofía es práctica, aunque en un principio parezca de lo más contemplativa. -Ilustra más ade­lante-- "Por su presencia real una filosofía transforma las estruc­turas del saber, provoca ideas y, aún cuando define las perspectivas prácticas de una clase explotada, polariza la cultura de las clases di­rigentes y la cambia" – 5 –; "A la filosofía puede y debe pedirle el hombre comprenderse así mismo un poco mejor; -dice Abbagna­no y los hombres el entenderse un poco mejor entre sí.















La com­prensión de sí mismo, la inteligencia recíproca entre los hombres, están en la base de toda obra, y de todo trabajo humano; y constituyen la trama de que está tejida la vida cotidiana del individuo, como la vida histórica de la humanidad" – 6 –

"Filosofía quiere decir escribe Jaspers ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta, agrega más adelante- “... según esto es la' filosofía una actividad viva del pensamiento y la reflexión sobre este pensamiento o bien el hacer y el hablar de él".
- 7 – "Podría parecer a primera vista acota Konstantinov que el problema fundamental de 'la filosofía se halla, por su generalidad, alejado de la vida real, de la actividad práctica de los hombres. Pero sería profundamente erróneo pensar así. De la solución que este problema se dé se derivan determinadas consecuencias sociales de ello depende la actividad que el hombre adopte ante la realidad, su modo de concebir la vida social, las tareas históricas, los principios morales, etc.” – 8 –

LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA

Las razones didácticas nos conducen ti dividir el título en dos partes, la filosofía y la ciencia. Constituye la primera un saber universal, general, profundamente humano como califica el profesor Acevedo: "La filosofía es, sin embargo, la actividad más natural del hombre; y la actividad filosófica la más propiamente humana". – 9 –













Su naturaleza y esencia humana de la filosofía permite que sea una rama del saber compleja y vasta; existe la filosofía desde cuan­do la humanidad cobró el uso de la razón, y desde aquel entonces, desde aquella lejanía a nuestros días ha atravezado por los des­filaderos de una enmarañada selva de contradicciones, revisiones, y resurgimientos; la historia de la filosofía es la testigo fiel de los de derroteros que ha cursado la filosofía; algo importante debemos aclarar, la filosofía no supera las etapas históricas, sus criaturas engendradas en el pasado constituyen las verdaderas bases del acontecer filosófico, he aquí la particularidad de la filosofía, de mante­nerse ensamblada al hombre, a su historia y al universo como la mo­rada del hombre, no existe la necrosofía; existe la negación, más esta negación es la base del reconocimiento de estadíos mejores, lo que indica obviamente la longevidad de la filosofía o su dimensión absolutamente ilimitada.
Veamos en líneas generales, ¿qué es este poderoso saber denominado filosofía?

La filosofía circula por nuestras venas culturales como la san­gre para la vida, empero a su objetividad, no es perceptible como el pico “Bolívar” para los andinistas y turistas; es un saber que abriga y vivifica nuestra existencia, es un poder secreto en los estratégicos puntos del pensamiento pulsante de la cultura y del hombre. El manejo de la filosofía ha sido desmedido, explotado en sus límites irracionales, diríamos la filosofía ha sido cuestionada, condenada a la vida esotérica. Actualmente en la mente común, la filosofía aparece identificada con cualquier cosa, desde las observaciones caseros hasta las definiciones metafísicas.
Para arribar a un feliz término en nuestra ansiada exploración, formularemos algunas definiciones fundantes de los distintos filósofos; cuyos pensamientos se cimentan en las raíces profundas y arcanas de la filosofía, de donde se extrajeron doctrinas y principios, verdaderas bases para las futuras conformaciones filosóficas y culturales.

Para Sócrates, la filosofía es la elocuencia o la moral práctica, es la contemplación del cosmos. Es concebida como la norma más adecuada para la acción, como el arte de la vida basado en principios de razón.




El fundador y director de la “Academia”, Platón, expresa: “La filosofía es la visión de las ideas o de la verdad”.
El Estagirita grandioso, Aristóteles, enuncia: "La filosofía es la ciencia del ser, la ciencia de aquello que puede llamarse con toda propiedad la Verdad".

El filósofo inglés Rogelio Bacon, concibe: "como el conocimiento de las cosas por sus principios inmutables y no por sus fenómenos transitorios: es la ciencia de las formas o esencias y comprende en su seno la investigación de la Naturaleza y de sus diversas cau­sas".

Renato Descartes, 1596-1650, filósofo francés; para él la filosofía es: el principio que averigua los principios de todas las ciencias y, en cuanto filosofía primera o metafísica se ocupa de la dilucidación de las verdades últimas y, en particular de Dios.

Cristian Wolff, (1679-1754), de nacionalidad alemana, funda­dor de una escuela filosófica), para su tendencia la filosofía es: la ciencia de las cosas posibles y de los fundamentos de su posibilidad.

Manuel Kant, 1724--1804, alemán, para él, la filosofía es un conocimiento racional por principios.

Jorge G. F. Hegel, 1770-1831, la define como la consideración pensante de las cosas y la identifica con el espíritu absoluto en el estado de su completo autodesarrollo.

Johann Gottlieb Fichte, alemán 1762 - 1814, la filosofía es el sistema del saber absoluto; es como ciencia de la construcción y deducción de la realidad a partir del yo puro como libertad.

Juan Federico Herbart, alemán, 1776-1841, la filosofía es la elaboración de los conceptos con vista a la eliminación de las contradicciones.

Arturo Schopenhauer, alemán 1788-1850, es la ciencia del principio de razón, como fundamento de todos los demás saberes, y como la autorreflexión de la voluntad.

Alfred Whitehead, inglés, 1861 – 1947, dic que la filosofía es el intento de expresar la infinitud del universo en los términos limitados del lenguaje.

Xavier Zubiri, español, 1898…, expresa, la filosofía no consiste de en la constitución activa de su propio objeto, en la puesta en marcha de la reflexión, “saber acerca de las cosas, dirección para el mundo y la vida y, finalmente forma de vida.”

Por de pronto manejamos conceptos como: “principios”, “visión de verdad”, “ciencia del ser”, “actividad del espíritu”, “saber universal” y otros" En este breve recuento hallamos que la filosofía está en pujante trascender, no tiene lugar la inercia en su organismo ni tampoco en su tarea la mera contemplación narcisista y masturbadora" Desde Thales a Dewey el1a exige práctica; razón tie­ne el filósofo J. Dewey, al decir “la teoría" a la larga es la más práctica de todas las cosas".


Diremos por nuestra parte que la Filosofía es un saber racional y universal, de causas y fines; que explica, justifica y transforma el sentido de la vida, de la constelación cultural, del mundo, y del mundo, y del hombre.


Conociendo que es la filosofía, a instancias inmediata tocaremos su tares esencial, ¿Qué hace la filosofía?, su ambicionable posición, ¿es de colosa pionera?, o al contrario, es vana soberbia y pretensión inveterada; evidentemente a estas preguntas saltamos a contestarlas con vibrante energía en la dirección de mayor encomio y admiración, si algo grandioso ha construido el hombre no son las maravillas del mundo, es precisamente el contenido y la aplicación de la


Filosofía en beneficio del mismo hombre, incluso las obras califica­das como las maravillas del mundo son extraídas como fruto del vientre racional de la Filosofía, es ella la que ve y califica, desmiente o eleva.

Desde los momentos de su aurora la filosofía surgió con dilectos y apasionados cultores, esto debido a la afabilidad de ella y a su extensa comprensión, empero a su magnánime carácter existieron pen­sadores y escuelas científicas que la negaron, la atacaron protervamente, la trataron de suplantar con otras formas del saber, aún con todo ello lo que hicieron fue aumentar la profundidad, vitalizarla, de tal suerte que la persecución se convirtió en paradójico abrazo de amor puro entre ella y el profano. Afortunadamente no podemos renunciar a la Filosofía, sencillamente porque somos hombres, se­res culturales e históricos, cada solemne acción humana sea cual fuere su naturaleza, sea cual fuera su espacio y tiempo, cual su resultado a favor de los hombres o nefasto para éstos, significa, una ca­pitulación a favor de la Filosofía, un tratado y alimento de ella.

La naturaleza íntima del espíritu humano, afirma reluciente y enfática: la filosofía no es un saber estéril, de prurito como piensan el iniciado o el lego que obra con la vegetación o sentido pre-racio­nal, tampoco no es saber gaseoso de pura abstracción o de catarsis intelectual, es algo real como la ciencia, como el pájaro y el río, concebible con los “ojos de la mente” está al lado de todo experimenta­ble “juzgándola” “en sí” y "para algo", no es tampoco tarea del malabarista del pensamiento o del hombre aislado en los cercos de su intrépida imaginación singular; es una actividad inmanente al espíritu, éste embarga todo su poder en los marcos de la realidad en la cual está actuando, así que el arrecio de la filosofía no es hoja caída de la espontaneidad, ni de la necesidad, es producto de la reflexión, de la crítica, es resultado de lo "producido", es descripción antológica y normatividad axiológica.

Sintetizando diremos, ¿para qué filosofía?; ella cumple las ta­reas relevantes que son las siguientes:

a) Determina el sentido del quehacer socio-histórico y cultural
b) Precisa los "principios" universales (axiológicos, morales, gnoseológicos, políticos), consagrados por el período contingente transcendente de la época cultural.
c) Orienta la consistencia de las ciencias hacia determinados valores, los mismos que son elevados a “supremos”.
d) Logra mantener en vigencia y solidez permanente la actividad de las ciencias.
e) Integra la personalidad espiritual-cultural del hombre con lo biológico-cósmico.
f) Concientiza sobre lo finito e infinito, sobre lo mortal e inmortal en el ser humano.
g) Anuncia la unidad dialéctica, entre el "ser y el no ser"; entre la “teoría y práctica", entre la "inmanencia y la trascenden­cia” etc.
h) Hace del hombre dueño de su destino, arquitecto de la historia y motor de la cultura y humanización.

Es muy significativa la ponencia del profesor Acevedo: “finalmente, la filosofía ocupa un puesto en el mundo de la cultura, y en el mundo de la realidad. Cultura y realidad alimentan sus raíces en la filosofía” – 10 –

La segunda parte de este título es la sumaria referencia en tomo a la ciencia, conociendo las dos realidades podremos coyuntar en una unidad medular.

“La ciencia, -dice Bunge - es un cuerpo de ideas que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible” -más adelante anota el mismo autor “sin embargo, la ciencia se nos aparece como la más deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien por sí mismo, esto es, como un sistema de ideas establecidas provisionalmente




(conocimiento científico), y co­mo una actividad productora de nuevas ideas (investigación cientí­fica)” – 11 –

La ciencia es un quehacer continuo, con propiedad escribe Bauer: “…la ciencia busca sus objetos, los construye y los elabora; no los encuentra "hechos ya”, dados en la percepción o en la expe­riencia inmediata. El mundo de la ciencia es una construcción; los métodos de esta construcción constituyen la primera etapa de la ciencia, pero no la más fácil” – 12 –

La ciencia es un saber racional, cultivable, hipotético, que posee un campo limitado propio de investigación y estudio, desde el punto de vista lógico y gnoseológico posee plena autonomía, en cambio guarda interdependencia con las demás disciplinas del saber desde la óptica axiológica y ontológica. Estriba poner en claro, la ciencia tuvo su génesis en el abrigo de la filosofía, fueron los filósofos preso­cráticos quienes cultivaron originariamente con devoción, los que co­locaron las bases firmes de la ciencia, de esta manera el camino que recorre es de desprendimiento de lo ontológico, lógico, gnóstico; para ilustrar nuestro enunciado tomemos a Pitágoras, él y sus dis­cípulos se elevaron sobre las matemáticas, sobre este peldaño coloca. ron los números y con estos entes construyeron todo el andamiaje de su metafísica, y de esta metafísica de los números coligaron sus explicaciones y justificaciones del mundo, de las cosas, de la so­ciedad. Surge de pronto una intensa necesidad en el fondo del hom­bre y en el fondo del espíritu cultural, conocer y domesticar lo in­mediato, atraparlo con los lazos de los principios; acudimos para es­te evento a los medios cognoscentes: a los sentidos, a la experiencia, a la razón, estas fuerzas permiten la independencia de la ciencia de su oriw1da matriz, la filosofía.








Existe en el hombre un impulso más fuerte que el motor gno­seológico, que permite barruntar los límites de la ciencia, sin que esto signifique el abandono parcial o total de la misma, al particular nos ilustra el filósofo de Konigsberg, Manuel Kant, de la manera si­guiente: “Pero la razón humana, sin ser llevada por la simple vani­dad, prosigue irresistiblemente su marcha hasta cuestiones que no pueden ser resueltas por ningún uso experimental de la razón ni por los principios que de ella emanen.

Por esto, en todos los hombres, desde que en ellos se eleva la razón, hasta la especulación, surge en todos los momentos la me­tafísica como única" – 13 –

Abunda el mismo autor - "En la metafísica, aún mirada solamente como un esbozo de ciencia, pero que la naturaleza de la razón humana considera indispensable, debe haber conocimientos sin­téticos (juicios manados de la experiencia, ejemplo, el calor dilata los cuerpos) “a priori” (este último obtenido sin la participación de las experiencias, ejemplo, el cuerpo es extenso”). Así, pues, al menos en cuanto a su fin, la Metafísica se compone de puras proposiciones sintéticas “a priori” – 14 –

El saber humano, al inicio, fue único y frondoso, germinó en un solo suelo y de una sola semilla que es la filosofía, esta estructura se mantuvo por el transcurso de muchos siglos, con la llegada del siglo XVI inicia el éxodo y la emancipación de las ciencias del hogar materno, y la filosofía que hasta entonces las había tutelado, se tor­na en conductora u orientadora. La separación entre filosofía y ciencia no significa abandono una a la otra, antagonismo o negación recíproca; representa todo lo contrario, afirmación, superación y reconocimiento de cada sí y del conjunto, la ciencia obra en sí y para sí, tiene pristina conciencia de su parcela, más la filosofía, actúa en sí por sí y para todo. Con exacta propiedad escribe W. Dilthey








“Principio y tarea máxima de la filosofía es elevar a conciencia de sí mismo el pensamiento objetivo de las ciencias empíricas, que a base de los fenómenos se nos da una realidad accesible: el orden según leyes, justificándolo así ante sus propios ojos. Más adelante sigue- “Otra aportación de la filosofía consiste en la organización de las ciencias empíricas.

El espíritu filosófico se halla presente allí donde SP, simplifican los fundamentos de una ciencia o donde se enlazan ciencias diferentes o donde se establece su relación con la idea del saber o examinan los métodos en cuanto a su valor cognoscitivo. Esta es, por tanto la función máxima de la filosofía, fundación legitimación, con­ciencia crítica, fuerza organizadora que arremete con todo el pensamiento objetivo, con todas las determinaciones de valor y con to­das las adopciones de fines". – 15 –

Conocemos el accidentado camino recorrido por la ciencia para obtener su plena autonomía y su cenit; el viaje ha sido en zig zag, desde las míticas poesías de Hornero hasta las leyes formales y ri­gurosas de B. Russeu y A. Einstein. La humanidad en cada perío­do cronológico a la luz de la historia - acentúa toda su- afectividad por una forma particular del saber, inicialmente mantiene la místi­ca por la poética, por la epopeya y por la mítica, - (aproximadamente en nuestra cultura desde el siglo X a. C. al S. V a.C.) sucede a este período, el denominado periodo filosófico cosmogónico, en es­te tiempo la tarea esencial consistía en hallar el arché, la causa primera y fundamento de todo el cosmos, este período es de incalculable valor filosófico científico, dado que, al buscar el fundamento de lo existente se anexa irremisiblemente la explicación causal, teleológica, rnesológica y la frondosa disquisición fenomenológica, centro donde se logra la operatividad epistemológica. De esta manera, los procesos ontológicos conjugados por los filósofos presocráticos, generaron las leyes, principios y doctrinas científicas, como podemos apreciar el terreno de la filosofía propicia el ensamblamiento de las ciencias, a modo de ejemplo mencionamos: la teoría dialéctica de Heráclito tuvo como objetivo principal descifrar la existencia de un fundamento real en las cosas, el átomo de





Demócrito es un hallazgo científico bajo el patrimonio de la filosofía, visto todo esto podemos decir, esta etapa es la aurora para la ciencia, y los cultores encarnan el! su personalidad indistintamente la filosofía y la ciencia-: Años más tarde irrumpe el período filosófico-metafísico, denominado el periodo clásico, en el cual, el hombre conoce y cultiva casi todo el saber conocido y practicado hasta entonces, cientifizando los produc­tos metafísicos como convirtiendo en ontológico las conquistas reales de la gnoseología. Con el auge del cristianismo tanto la filosofía como la ciencia opacan su esplendor, en este período que dura más de mil años, los aliados filosofía-ciencia son relegados al vértice os curo del triángulo teológico, la vehemencia es Dios, el alma y la salvación. La etapa inmediata es la del renacimiento que configura un marco de re-encuentro y a su vez destrucción, porque en esta etapa se desciende del cielo a los teósofos y se eleva en reemplazo de ellos a los científicos, apoyados por los pensamientos de los filósofos y por la misma filosofía, existe un ligero enlace con los modos de acción de la cultura grecoromana, la diferencia radica en que la cús­pide de la pirámide es ocupada por la ciencia, ésta opaca a las de más manifestaciones del saber cultural y si logran hablar lo hacen por boca de la ciencia.

Como podemos notar en el vasto horizonte del saber se ha mano tenido la voz de congruencia entre la filosofía y la ciencia, a veces la ciencia ha tratado de emanciparse radicalmente, desconociendo las influencias y directivas de la filosofía, sin embargo al final se mano tiene la armonía indestructible entre estas dos; oigamos a John Dewey en torno a este asunto: “… ninguna ciencia, puede constituirse sin la filosofía, la cual proporciona las ideas generales que han de servir de hipótesis, instrumento precioso para la investigación científica…” – 16 –; añade Konstantinov, "Separar la ciencia de la filosofía equivale a condenar al investigador a realizar la grandiosa la­bor del conocimiento realmente a ciegas, por tanteos, sin ideas meto­dológicas, filosóficas que








encaminen sus pasos" - 17 – siguiente observación es por demás diáfana a este respecto; sabemos a cabali­dad que la conciencia de la educación de todo los tiempos es la con­ciencia más clara de la sociedad, es el espíritu objetivo de determinada cultura; pues bien, veamos como es la conciencia y dirección educativa de nuestra cultura de 1973; ¿existe claridad, objetividad y unidad?; podemos afirmar que no, es compleja y amorfa, definible sólo con los faros filosóficos. Estamos lidiando entre la causalidad y la libertad, entre la formalidad científico-técnica y lo filosófico.hu mano; de allí que los liceos y colegios de secundaria para compensar los abismos dividen sus programas en especialidades de letras o humanidades, y ciencias. Cada una de estas parcialidades argumenta su existir con las voces conjuntas de la ciencia y la filosofía.

Cerramos nuestra sesión con la enfática afirmación de que, existe unidad indisoluble entre filosofía y ciencia, la primera es para la segunda y viceversa, entre ambas circula la savia vital, la una sin la otra no es posible, entre ellas inexiste la pureza; "La ciencia no puede existir sin el pensamiento teórico, dice Konstantinov­ pues su misión no consiste simplemente en describir fenómenos, sino en explicarlos". – 18 – Se necesitan recíprocamente para sus an­toafirmaciones y desarrollo pleno de sus existencias.

“De modo que dice Fernando Quesada Castro- si la filosofía no viene a ser una ciencia sobre las otras ciencias, sin embargo se constituye en saber y conciencia del todo en todas las ciencias” – 19 –













LA CIENCIA DE LA EDUCACIÓN

Por de pronto ingresamos afirmando, la educación es una ciencia, y es un medio para transmitir los contenidos de otras ciencias a los educandos, así mismo, presenta el carácter de arte y técnica.
Pero desde este momento, para afianzamos mejor, tenemos que remover el suelo donde nos afirmamos, tal vez andamos en falso, pues, utilizaremos para ello la filosofía, porque ésta, cierne una serie de interrogaciones en su afán de otorgar profundidad y ele­vación a la educación.


¿Por qué la educación es una ciencia autónoma y no es una dis­ciplina de otras ciencias? Para contestar esta pregunta es necesario recordar algunos aspectos de la valoración hecha por los científicos sobre las ciencias sociales, hasta hace poco la educación ha ocupado el lugar central de la indiferencia de todos, en particular de los maestros, aunque parezca paradójico los que más preocupaciones han desarrollado por la educación son los científicos de otras áreas, entre ellos los psicólogos, sociólogos, políticos, biólogos, médicos, filósofos. Conviene que aclaremos todo sobre la educación, los esfuerzos por la nueva imagen de la educación sólo data desde apenas pocos siglos atrás, podríamos decir, la educación es tema de inte­rés para la sociedad de nuestro siglo, la consideramos como una necesidad tan igual al alimento material, los pueblos y Estados reú­nen sus esfuerzos para invertir en la educación. Pero antes de esta corriente educacional de nuestra época, ella se mantuvo postrada en el silencio del olvido o en la rutina de la artesanía, condena que cumplió por ocuparse de fenómenos humanos, sociales y culturales, danzaba en la mente del erudito de épocas pasadas que la educación era asunto' de transmisión de conocimientos, cierta erudición era carta cabal para educar y hacer educación, esta grotezca imagen pertenece a la etapa pre-científica de la educación; nuestra disciplina para deshacerse de todos los despotismos y prejuicios científicos tuvo que definir su autenticidad y recubrirse de fundamentos científicos para poder ocupar un sitio dentro de la provincia de las ciencias sociales. La justificación de la poca importancia prestada a la educación se resume en el hecho de pertenecer a las ciencias humanas, porque los científicos de los precedentes siglos sólo incluían en la nómina de las ciencias a las hoy denominadas ciencias naturales y exactas, la emersión de Hegel permitió que las ciencias humanas entre ellas la educación cobren su verdadero valor, y es él, filósofo alemán, quien reinvidica y oficializa la naturaleza científica de los temas y fenómenos humanos. A renglón independiente podemos decir que hasta hoy, hasta los momentos que sanábamos estas letras, existen doctrinario s dogmáticos que califican la historia, la psicolo­gía, la sociología, la política, la literatura como asuntos no cientí­ficos; significando la estructura de la ciencia sólo aquellos asuntos comprendidos en las matemáticas, física, química, biología etc.­ Cabalga en nuestra explicación la premisa siguiente: se desdeñan las ciencias humanas y la educación por ende por ser tema del hombre, porque ella se ocupa de nuestra naturaleza cultural, social y espiri­tual; también nos mantenemos ciegos con ella porque es un saber complejo, extenso, libre, voluntario; temporal e histórico; somos amantes de las fórmulas, de la necesidad, de la rigurosidad, de la ex­periencia fría e inalterable.
Lejos de las características anteriores correspondientes a las ciencias no exactas está la educación, tiene ante sí una inmensa realidad, una fuente inagotable que es la realidad cultural, social y humana, ésta, a diferencia de las ciencias auxiliares se mantiene en incesantes cambios, sea de contenidos, métodos, procedimien­tos, leyes, principios, doctrinas y sistemas; porque a este mismo ritmo se mantiene la sociedad y la cultura y el historicismo del hom­bre; ningún tema humano se mantiene estático como la suma de
2 más dos igual 4 o la relación del electrón con el protón; el hom­bre hace su educación y, a su vez, ella, libera y humaniza e in­cluso define la órbita de las ciencias, merced a su ontología; por ser un sujeto cultural con campo propio de estudio, (la realidad edu­cativa) por poseer metodología propia, por estar rodeada de leyes y principios. Finalmente, la educación es ciencia por fabricar y decir verdades. Ella, es una ciencia autónoma, interdependiente; emi­grada de la protección de la magia primitiva, y de los tratados reli­giosos-morales, pues, ha terminado con todo tipo de cadenas; para el profesor Hernández Ruíz: "La educación es un hecho humano y social, se torna el término "hecho" como equivalente a fenómeno o realidad dinámica que ocupa un momento limitado en el espacio y en el tiempo"; - 20 – sigue obviando el prof. Hernández Ruiz. “El análisis del hecho pedagógico; su relación a otros semejantes; su estudio, ordenación y clasificación; la indagación sistemática de sus causas y la exacta formulación de sus leyes es el objeto preciso y concreto de la Ciencia de la Educación, de la Pedagogía” – 21 –. La educación no es una hipótesis o hecho supuesto, sino una tangible realidad, la misma que, transforma superando los estadios inferiores del presente con miras de los futuros que significan un avance en el devenir.
Nuestro análisis parece bifurcarse en dos ramales extensos, la educación como una acción permanente y activa de la sociedad, y su estudio sistemático realizado por la pedagogía; para no terminar en el babel pedagógico uniremos estos dos conceptos en un sólo término, la “Educación”, elevando de su fondo la unidad monolítica de teoría y práctica educativa, de esta suerte queda asimilada la pedagogía a la educación. No olvidemos que la “pedagogía” es una huésped histórica, consagrada por el uso, cuya razón etimológica con el correr del tiempo se alimenta de la Educación; obedece su origen a un accidente socio-político e histórico de Grecia, cuya significación la conocemos como obligación del liberto o esclavo d conducir al niño patricio hacia el gimnasio.

El profesor francés R. Hubert, concibe a la educación como edificio de varios pisos; uno que alberga la ciencia, otro la moral el tercero las técnicas, y el último la creación estética.

Corresponde a Emile Planchard, presentar este concepto: resumen la pedagogía, en su acepción más abstracta, trata de lo que es, de lo que debe ser y de lo que se hace. Es pues, ciencia descriptiva, teoría normativa, realización práctica prosigue sin coordinación razonada no hay ciencia y, por consiguiente, sin un organización rigurosa del contenido no hay ciencia pedagógica" ­


- 22 – Después de la breve elucubración formulada sobre el tema de la educación aceptamos a cabalidad su naturaleza compleja y episte­mológica. La educación sí es una ciencia; porque abarca la totalidad de los conocimientos educativos y los adquiere en fuentes examinadas con rigor crítico, con bases objetivas, experimentales y lógicas.
“La pedagogía -dice Louis Ojer estudia el proceso y las normas de formación humana, por sí mismo y por los demás. Mientras que las demás Ciencias se refieren al conocimiento y descripción del fenómeno humano, bajo un aspecto particular, la Pedagogía se refiere no a sus conocimientos sino a su transformación a corregir sus imperfecciones y acrecentar sus cualidades y valores hacia la meta de su perfección posible” – 23 –. El profesor y filósofo Eduard Spranger (1882.1963) maestro de la Universidad de Berlín, adscrito a la corriente de la filosofía de la vida y de la psicología científica espiritual, concibe a la pedagogía como la ciencia del Espíritu y de la Cultura. El, asigna a la Pedagogía un carácter filosófico cultural. Su objetivo viene revelado por la transparencia científica de la edu­cación como proceso cultural propiamente dicho.
Podemos representar en este diagrama la relación de la educación con las otras ciencias humanas, sociales, naturales y exactas.


La educación como ciencia reúne todas las características de una ciencia autónoma, las que referimos a continuación:

1º La Educación tiene su objeto y campo de experiencia, cognoscible, que es la realidad de la educación; incidente en el sujeto fortalece capital de la educación, el hombre, distinguiéndose él, como un ente en renovación constante.

2º La Educación obra y transforma al hombre de un individuo indefenso, incipiente, de mero intencional, en un sujeto histórico y télico; para esta acción posee métodos propios y peculiares a su naturaleza de ciencia social. Desde el primer momento, donde quiera hombre que existe la educación; hay fijación de fines y utilización de medios para la progresión del ser humano. Cada sistema de educación y cada forma típica educativa tiene sus métodos característicos.

La educación como ciencia humana usufructúa los métodos siguientes: métodos lógicos que a su vez comprenden los heurísticos, los apodícticos; los métodos técnicos o poyéticos (del griego poiésis igual yo hago) son los caminos que deben seguirse para hacer una cosa de conformidad con un fin previamente propuesto.

Iischner habla de tres métodos en educación: el mecánico, el mayor dinámico y el orgánico; el primero atiende exclusivamente la materia y no al educando; el segundo, sólo de la educación formal; y el orgánico se dedica a desarrollar íntegramente la personalidad,

3º La educación como ciencia social tiene principios, leyes y normas que rigen con plena vigencia en el marco socio-histórico, temporal y espacial; radica en ello la diferencia entre las leyes de la educación y de las ciencias exactas que son más o menos iguales, casi invariables. Tenemos que poner a luz, los fenómenos de la Educación son los fenómenos humanos, vivientes en renovación, que saben de libertad, voluntad y progreso, nada se repite dos vece de la misma forma, todo en el hombre y en la educación varía, esto no niega la existencia de principios y leyes, comprendamos bien, estas leyes son especiales son propias de la educación, a modo de ejemplo citamos; la ley del efecto de Thorndike reza así: “toda conexión Estímulo-Respuesta se ve fortalecida si su formación y apa­rición son satisfactorias. La repetición por sí sola no basta para fortalecer una conexión, pero sí permite que la ley del efecto lo haga" – 24 –; como si la anterior fuera poco enunciamos otras “existe la dependencia necesaria entre el efecto de la influencia del educador y su maestría y autoridad”; “Sólo se puede llamar perma­nente acentúa Kovaliov la tesis de que mientras más alta sea la autoridad del maestro, más efectiva será su influencia educadora" – 25 –La educación como ciencia tiene frente a ella al hombre, hombre y educación se autorregulan prehendiendo los fines o el círculo del deber ser.


LA FILOSOFÍA Y LA EDUCACIÓN
“La filosofía no rechaza ni prefiere a nadie; ilumina a todos”. Séneca.

Desde el punto de vista histórico, existe la familiaridad entre la educación y la filosofía, el hombre progresa educativamente con mayor prontitud en tanto y en cuanto utilice la agudeza de su pensamiento filosófico. Desde la etapa greca-romana se mantiene la estrecha conexión entre el saber filosófico y la educación; ahora más que nunca ocurrimos a ella, sin la filosofía estaríamos ciegos, cayéndonos de bruces en los limitados recintos de nuestra microvisión; además, todo carecería de sentido, quizás fuéramos excelen­tes cazadores, inmejorables técnicos, excelentes científicos y todo e lo no significaría sino la reducida dimensión vegetativa, instin­tiva-intelectual.

En los círculos pedagógicos, científicos y en las asociaciones de padres de familia se desdeña a la filosofía, y a toda actividad que implícita lleve reflexión y teoría, se hace más abismal cuando la elucubración trata sobre la educación; justifican los detractores que se a es educación es un asunto netamente práctico. Nuestra respuesta a la tendencia insurgente versa de la manera siguiente: la educación no es la tarea simple del artesano de transformar la madera en mueble útil o la de un alfarero de fabricar ceramios de atractivas formas y colores; la educación es una disciplina humana, compleja y delicada, en ella convergen las fuerzas condicionantes de la vida y dada p del espíritu, la autonomía y la heteronomía, las fuerzas del individuo y la sociedad, de la familia y del Estado, interviene la teoría y la práctica; por eso, pide de nosotros la actitud penetrante del análisis para y crítica, por ser un problema de largo alcance y profundidad insano deber dable. A este acápite ilustra el Dr. J. Mantovani – 26 – “En el terreno educativo no hay que dejarse dominar por el derecho exclusivo de los hechos ni tampoco por las construcciones teóricas, sin arraigo en la realidad”. La verdadera pedagogía continúa Mantovani se extrae de profundas reflexiones acerca del hombre y de la naturaleza y límites del acto de educar". La educación como síntesis presupone y ejercita una honda comprensión y sentido de hombre; un saber específico de la vida, una óptica cabal del universo' como también lleva una aspiración ontológica-cultural, y una consideración ideal. Aún cuando sistemas como el positivismo y e pragmatismo realzan sólo las técnicas pedagógicas, no dejan de sentar una doctrina filosófica naturalista mecanicista, vale decir, recalcan una filosofía de la educación.


La filosofía de la educación es la raíz que sostiene toda la estructura de la educación y la fuente que la vivifica, de la primera irradian las explicaciones analíticas y normativas, los fines, el deber – ser y es ella la que sondea las profundidades. “Raras son las actividades dice José M. Monagas- humanas, acaso ninguna, que no responda a un para
que no se vincule a una concepción de la vida y del mundo; que no hallen su justificación en una región última y de tipo tl8scendente. Las actividades educativas no pueden sustraer o se a este fudamental razonamiento” – 27 –

La filosofía de la Educación emerge para conducir a la educación hacia el deber ser, como afirma el neokantiano representante máximo de la Escuela de Marburgo Pablo Natorp: (1854.1924) “La realidad no es sino deber ser", - 28 – la verdadera realidad está dada por el debe ser, según nuestro autor no por el ser o identidad del pensamiento y el objeto. Natorp, rechaza absolutamente toda estructura pedagógica que esté apoyada en las ciencias particulares, para realizar la libertad del hombre debe afirmarse en el idea', en el deber ser, no en factores concretos y singulares del ser sicológico; y, este fundamento idealista, sólo puede encontrar la pedagogía en la unidad de la filosofía.

Giovani Gentile, educador y filósofo neohegeliano identifica a nuestro modo de ver, la filosofía con la pedagogía de la siguiente manera:

La filosofía es la ciencia del espíritu.
La pedagogía es la ciencia de la formación del espíritu.
En consecuencia:

La pedagogía es también ciencia del espíritu. En este punto como bien podemos concientizar, hallamos la total incursión de la pedagogía a la filosofía. Junto a Gentile, trabajó Lombardo Radicé, quien expresa: “Es evidente para nosotros que la preparación del maestro, si su tarea tiene por objeto organizar la disciplina mental y moral de la juventud, disciplina que él crea en colaboración con todos los otros elementos dirigentes de la escuela, debe consistir en un desenvolvimiento integral de su propia actividad
señala más adelante “vista de este modo, la pedagógica no es ya un manojo de normas, sino una profundización de cultura, una ascensión desde la consideración abstracta de las varios objetos del, saber a la can si de ración del procedimiento del saber”

Conociendo lo que es la filosofía, sus alcances y naturaleza de la misma, comprendemos la necesidad imperiosa que tiene cursionar a las ciencias para extraer de éstas la importancia inmanente y trascendente de cada una de ellas; asimismo la filosofía principias normativas para el desarrollo y la explicación tintas ciencias particulares. El papel de la filosofía en al educación es precisar con rigor lógico y reflexión, cuál es la verdadera esencia de determinado sistema educativo.; descubre y manifiesta cuales son los valores trascendentes e históricas de un sistema educativo; finalmente la filosofía emite un conocimiento global acerca del hombre y acerca de su mundo cultural en el cual vive y cumple su movimiento histórico-educativo. La era cibernética en la cuál vivimos está obnuvilada par las progresos técnicas científicos, vale decir, hemos progresado vertiginosamente en la conquista de las medios, instrumentos, es de tal suerte, que la misma pedagogía se ha en una pedagogía técnica, mecánica e instrumental, nuestra época ha superado todas las expectativas de aprendizaje, los medios han crecido cuantificadas, la sicología, la sociología, la cibernética. Etc.; todas ellas contribuyen a modificar nuestra vida mental y el contenido intelectual. Sin embarga estamos perdidos entre las medios, la educación es ciega, no puede ver lo. mediato., el hombre técnico se aniquila con su saber en su .reducido mundo.

Podemos cerrar este asunto corroborando la unidad entre lo filosofía y la educación con las voces de Dewey "Si estamos dispuestos a concebir la educación cama el proceso de formar disposiciones fundamentales, intelectuales, y emocionales respecto a la naturaleza

y los hombres, la filosofía puede, incluso, definirse como la teoría general de la educación". – 30 – Es significativa la versión de Boutroux. “Todo sistema de filosofía lleva implícita o explícitamen­te una doctrina pedagógica" – 31 –


LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

La filosofía de la educación es una rama de la filosofía general que tiene como objeto de estudio todo el contenido filosófico de la educación, lo axiológico, antropológico, teleológico y mesológico, dado que la educación como ciencia gravita dentro del mundo de las ciencias, pero llega a un límite más allá del cual es imposible prose­guir. Este es el punto donde interviene la filosofía. Ella está ubicada en la ciencia de la educación y por encima de ésta, su misión es ser confidente y conductora, su palabra es universal, no conoce fronteras. "La filosofía de la educación, dice Pierre Furter-, según nuestra perspectiva, acompaña reflexiva y críticamente la acción pe­dagógica, de manera de poder explicitar sus fundamentos, su pro­blemática interdisciplinar, el significado de las soluciones actualmente seleccionadas… El papel de la reflexión filosófica será justamente, explicitar las ideologías que están subyacentes en la educación moderna y en su organización, criticarlas, de manera que se elija la más adecuada para la situación presente, sin excluir otras posibles". – 32 –


La realidad educativa está surcada de múltiples problemas, muchos de ellos son resueltos con la técnica y la ciencia pedagógica, otros los más graves y esenciales requieren necesariamente, de la fuerza filosófica. Así, la filosofía educativa cumple con la educación; por que vuelca sobre ella todo el peso de su crítica, experimenta en su
laboratorio (al decir así comparativamente) para colar lo admisible, lo normativo y practicable.

Es innegable que todo problema o hecho humano y muy especial el educativo esté asistido neuronalmente por la filosofía; creo que la principal categoría moral y material del hombre es, “ser un sujeto problemático”, este carácter humano repercute en la educación, al que la filosofía tiene el patrimonio de descubrir, identificar y emitir propedéuticas soluciones.

Revisando los anales de la historia de la educación, comprobamos a cabalidad que no existe educación sin una previa intelección o concepción del mundo, de la vida, de la cultura a fortiori del hombre. Toca desarrollar el papel estelar a la filosofía de la educación, organizar los supuestos, su estructura, sus categorías, sus valores, su orientación télica y descubrir la esencia misma de la educación.

La crítica de la filosofía educativa, debe penetrar a cada proceso histórico real, a cada etapa científica evolutiva; debe cultivar, los auténticos ideales de vida, los valores del espíritu y normas conducta. “Toda práctica pedagógica, escribe Mantovani si propone ser plenamente humana, debe estar vinculada al problema los ideales de la vida.

La pedagogía es una ciencia con límites, contenido y medios propios, pero requiere un sólido cimiento filosófico. Debe estar precedida de una filosofía que plantee problemas previos y con sus soluciones justifique otros esenciales y derivados y busque soluciones coherentes con rigurosa unidad – 33 – Para Kechensteiner, el estudio de la pedagogía debe fundarse en los tres aspectos del problema educativo: axiológico, psicológico y teleológico.
Es significativa la enseñanza de Aguayo y Sánchez, quien dice, toda educación está subordinada a una concepción más o menos filosófica del hombre.

El profesor Nassif, expresa, la filosofía de la educación proporciona a la ciencia educativa un enfoque y un criterio unitario, gra­cias al cual pueden integrarse los aportes parciales de las distintas ciencias de la educación; corresponde a J. Dewey decir: “La filosofía y de la educación”, no es una ampliación externa de ideas ya hechas a un sistema práctico que tenga un origen y propósito radicalmente di­ferentes: es sólo una formulación explícita de los problemas de formación de hábitos mentales y morales adecuados a las dificultades de la vida social contemporánea.

“La filosofía de la educación dice Alarco, - 35 – estudia la legalidad y la estructura del ser educacional pero la actitud filosófica no es meramente contemplativa. Al indicar lo que la educación es idealmente señala lo que realmente debe ser”.

La visión sintética nos permite decir: la filosofía de la educación es un saber reflexivo, integral, acerca del ser, del valor, de los princi­pios y del sentido histórico de la Educación.

FUNCIONES DE LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

a) La Función especulativa de la f1losofía de la educación: La cumple esta función recopilando las esencias y lo valioso de todo cuanto redunda en la constelación de la educación y de las plurales conquistas de las ciencias, (contenido de la educación), la filosofía, define un panorama claro de todo cuanto tiene ante sí, surca todo los puntos del saber, para anidar dirección, fundamento, y vocación práctica educativa.
La filosofía de la educación no siempre trabaja con datos realizados o experimentados, emanados de los resultados concretos, conduciéndolos a éstos hacia fines, asignándoles un papel de valor jerarquizado. Cuando las proposiciones científicas son insuficientes, la filosofía, promueve y enuncia los contenidos racionales apriorísticos, los mismos congruentes con la educación, con las aspiraciones prospectivas de la sociedad, con el proceso ininterrumpido de la cultura.

Podría la filosofía de la educación otorgar una sola dirección la educación, germinándola de los fueros históricos, científico culturales (aunque pocas veces se ha dado en la historia). En este caso, la vía crítica-dialéctica queda bloqueada por su propia determinación alienante, diríamos la filosofía educacional a la par que la a filosofía está embriagada por negaciones a su propia esencia; de libertad se torna en dogma, de reflexión en práctica ciega, esta es la filosofía educativa monista, esta filosofía no acepta desmentidos históricos, su cometido es “infalible”, su materia, dirección, métodos y fines derivan de profundidades subrepticias preestablecidas.

Esta filosofía educativa descarga su objetivo en el Estado y la religión. El Estado es la suprema autoridad junto con la religión constituyen los dos, la vida y la única razón del hombre; el sujeto se hace ciudadano, la educación se hace “para algo adjetivo”; el hombre no es consultado en sus necesidades, basta estar en la come de la sociedad. Lección fehaciente nos dan las filosofías educativas del nacional socialismo de los nazis y fascis, cuyo ideal era la formación del espíritu y conciencia de destrucción del hombre presente, este hombre que conocemos, con el fin de esperar, crear y criar nuevo hombre; al “super hombre”, toda la educación “nacionalis germana e italiana se fundamentó en este errado dogma del “su hombre” y de la “raza pura”.

Con enfática voz F. Nietzsche opina: el resultado de la pedagogía actual es "el mercader de cultura", que cifra toda su felicidad una profesión lucrativa. Las instituciones docentes contribuyen a agudización de la penuria vital, y en cambio, no suministran la cultura verdadera. La cultura auténtica, profunda, verdadera, no es para to­dos, sino únicamente patrimonio de los genios que deben ser admirados con veneración. Nuestros centros educativos reclaman una transformación absoluta, según Nietzsche, solamente mediante las fuerzas impulsivas de la persona1idad, pueden ser incorporadas al educando las materias más elevadas de la cultura. Dice nuestro filósofo, todos los hombres superiores deben ser formados y educados hombres re­cios, optimistas, diáfanos; pletóricos de energía vital y de ardor com­bativo, dueños de sí mismo y libres de prejuicios, estos hombres son los que hacen falta. Los instrumentos para formar esta generación fuerte, que no reconocerá un Dios por encima de ella es la doctrina del "retorno eterno"; según esta teoría todo cuanto ocurre tuvo lugar innumerables veces y volverá a repetirse otras tantas; esta doctrina de­be acabar con los débiles y degenerados, ellos no son capaces de resistir una idea de esperanza.

Existen otras filosofías de la educación que admiten la dirección dualista, estas filosofías hallan la unidad en la dicotomía, son inte­gracionistas, en ellas, participan el cuerpo y el alma, se establece la correlación de los elementos sustancialmente distintos pero fluyentes en unidad: tal es, la filosofía de la educación humanística-especializada: filosofía de la educación religiosa -materialista, filosofía de la educa­ción experimental-apriorística etc.

La filosofía educativa que propugna más dimensiones de formación substancial en el ser humano, se denomina filosofía educativa pluralista, tal es la filosofía educativa de la democracia, la que aca­ricia el cultivo de diversas realidades culturales, nacionales, o conti­nentales.

Huelga aclarar la función especulativa de la filosofía educativa no quiere decir que sea ignorante de la auténtica realidad, del ethos y phatos cultural; no puede ni debe encerrarse en los castillos de ai­re, haciendo depravaciones gaseosas, ni estérilismos oníricos en la educación, la teoría y la práctica educativa encaminada por la filosofía educativa especulativa se orientará principalmente o únicamente hada nortes determinados por la historia, por la sociología, por la economía ósea Por los valores científicos que son los verdaderos impulsores.

b) Función Normativa de la Filosofía de la Educación: La filosofía de la educación tiene como finalidad emitir las normas, objetivos o pautas que han de dirigir el proceso educativo, a semejanza del legislador que dicta las diversas leyes por las cuales se han guiar los miembros de un Estado o Nación.

Existe diversidad de tendencias entre los filósofos de la educación, algunos basan sus normas dentro del marco especulativo; si do la filosofía para ellos el faro que guía al navegante a cruzar, éxito el intrincado mar de los problemas educativos.

A este particular Kant incide que una filosofía normativa de educación consiste esencialmente en una serie de imperativos, mismos que son enunciados y reglas sobre los que deben obrar padres de familia, los maestros, los administradores educativos los niños distinguiendo 3 clases de imperativos:

1. Imperativo técnico o regla de orden, el que prescribe lo que debemos hacer si queremos conseguir determinado fin.

2. Imperativo pragmático o norma prudencial, propicia lo que debe hacerse para ser feliz; ejemplo, hacer amigos etc.

3. Imperativo moral, ley de moralidad, conjunto de principios morales, ejemplo: ser siempre sincero.

La filosofía educativa cuando es normativa, según Frankena, tiene por objeto hallar las metas y los valores dignos de búsqueda, puntualizar los principios guía, las excelencias que deben fomentarse, métodos y el contenido curricular que conviene propulsar en da situación específica.

Entre los filósofos normativos de la educación de mayor relieve contamos a Aristóteles, Santo Tomás, Kant y Dewey, todos ello preocupan exprofesamente de encauzar la educación dentro y h una atmósfera de valores.
La teoría de la educación deberá tener un punto de partida, una proposición básica, sustantiva, para desprender de ella las derivaciones lógicas, y subsecuentes procesos y etapas; a modo de ejemplo incluimos una premisa de Aristóteles cuando enuncia: “Sírvete del ejercicio para fraguar en ti las excelencias morales”; de J. Dewey: “Pro­cura siempre relacionar la actividad con el interés del niño”; estas premisas y otras tantas constituyen los enunciados normativos.

La filosofía educativa normativa deberá respetar ciertos lineamientos estructurales pata elaborar su contenido. Presentamos los puntos de consideración imprescindibles expuestos por el profesor Frankena.

1. Una enumeración de las disposiciones o excelencias que deben cultivarse, con sus respectivas definiciones.

2. El enunciado de los principios o metas fundamentales tomados como premisas normativas y que sirven para mostrar:
a) Por qué deben cultivarse dichas disposiciones (o por qué se consideran como excelencias).
b) 10 que debe hacerse y evitarse para cultivarlas.

3. Premisas concretas de orden empírico, filosófico o teológico que muestren:
a) Qué disposiciones son excelentes y deben cultivarse.
b) Qué debe hacerse y cómo para cultivarlas.

4. Conclusiones normativas (preceptivas) acerca de lo que debe hacerse, cuándo y cómo, para cultivarlas. – 36 –­

Las normas y principios para la educación consagrada por la fi­losofía pueden evacuarse de categorías reconocidas, o esfuerzos espe­culativos de mentes originales, como de las producciones de Parmé­nides, Pitágoras, Platón, Kant y

otros, dichos filósofos, en entrega total por una doctrina universal tuvieron que crear y descubrir valores, los mismos que constituyen los basamentos objetivos de subsecuentes actividades entre ellas de la educación.

Aún cuando la expuesta tesis normativa parece convincente deja de tener su punto débil, ello estriba en esto precisamente, educación no es una realidad abstraída de la sociedad, la primen histórica, social y libre; entonces la normatividad, deberá emanar contacto retroactivo y dinámico de la sociedad y de la educación pues aunque parezca inverosimil, originariamente, la filosofía normativa, sigue a la práctica educativa y no a la inversa; en el cuerpo orgánico y real de la sociedad es en donde tenemos que fundar las bases firmes de la educación, la sociedad y la historia son las inspirad de los principios teleológico s y de otras razones educativas.

La filosofía normativa de la educación, racionaliza los usos, conocimientos de la práctica, eleva a pensamientos mas o menos permanentes y fundantes (empero son temporales) de donde se coligen principios para las acciones educativas; algunos filósofos consideran que la realidad cambiante y frente a nosotros es la única y la autentica que sirve de luz a la educación, inserto en esta corriente está James, J. Stuart MilI, Kerchensteiner, Montessori y muchos pensadores más. Evidentemente para educar a las nuevas generaciones, jóvenes cada vez diferentes, necesitamos de fines, medios y contenidos jóvenes y nuevos, no podemos formarles con sueños o hechos pasados, tendremos que operar en nuevas realidades, no a la manera exclusiva de Sancho Panza ni de Quijote, sino con las notas y auxilio las ciencias, daremos participación a la sociología, psicología, biología, economía, ética y a muchas otras ciencias.

c) Función Crítica de la Filosofía de la Educación: cumple misión la filosofía de la educación de la manera siguiente:

a) Somete a análisis riguroso y formal las proposiciones, pensamientos y los objetivos del contenido educativo.
b) Explica y justifica un sistema educativo, enjuiciándolo en su tiempo, espacio y condiciones históricas.
c) Establece las hilaciones concomitantes, gnoseológicas, axio­lógicas y teleológicas en el terreno educativo.

Con el ejercicio permanente de la crítica se problematiza o cues­tiona los variables educativos, incidiendo en el contenido programático, los medios de enseñanza-aprendizaje, la política educacional; los valores modificables etc.

La crítica es el sentido más agudo y penetrante de la filosofía de la educación, no sólo queda en la periferia lexicológica, hurga los últimos motivos, esprime la esencia del pensamiento educativo y entrega a la pedagogía para su ejecución cultural, social y científica.

La crítica filosófico-educativa reposa su actividad axiológica, normativa y su aprehensión finalista en el “deber ser”; y, en la na­turaleza real, verídica, socio-histórica, su consistencia ontológica y humana,

La filosofía de la educación, con el auxilio instrumental de su crítica, logra vincularse con todas las categorías apriorísticas y sintéticas, desbroza un camino real hacia visiones futuristas, convirtiéndose la crítica de tal manera, en un lazo entre lo inmediato, histórico, proyectable, social y humano con lo trascendente, axiológico y fundante.

En el crisol de la crítica sabremos la verdadera valoración de la educación, en este laboratorio se analizarán todas sus partes, sus componentes filosóficos e implicancias con la vida, con el mundo cultural, con el universo y con el destino del hombre.

Se lee en los Anales del Seminario de Metafísica; Universidad Complutense de Madrid (1971) un artículo del profesor Fernando Quesada Castro, La crítica, pues, tiene una dimensión histórica. Anclada en cada uno de los momentos puntuales en proceso, los en­cara con la vivencia y explicación crítica-genética de los mismos. La crítica no es una categoría vacía, negativa; se define por su capacidad de asumir la realización propuesta por cada época – 37 –

LA FILOSOFÍA DE lA EDUCACIÓN PARA EL MAESTRO

La filosofía abriga por igual
a quienes la busquen, ella no
conoce la ingratitud, está
presente delante del maestro
como la muerte frente a la vida.

La filosofía refleja la concepción del mundo, de los valores, de hombre; y la forma de actualizar esta concepción en los hombres mediante la tarea educativa, de esta forma se plasma en temas objetivos, históricos-culturales; a no ser así permanecería en el marco gaseoso de la elucubración pura.


La filosofía de la educación trata especialmente de prestar los siguientes auxilios al maestro, como bien expresa W. Kilpatrick - 38 –

a) Critica las hipótesis empleadas por los educadores.
b) Contribuye a aclarar los objetivos pedagógicos.
c) Evalúa críticamente los diversos métodos educativos que afecta los objetivos seleccionados.

El maestro, lumbrera de la sociedad, sólo con la formación técnica y científica estaría reducido en su total visión y comprensión del quid pedagógico; cada etapa pedagógica requiere de un profundo, cabal y certero conocimiento, a este se une que las etapas generacionales, histórico-pedagógicas, se novan precipitada y originalmente; talvez podríamos emplear la frase: la educación es la que luces posee acerca de su época, empero se halla abatida en la oscuridad de su noche; esto es; por efecto de la evolución, de las negociaciones, y cambios, cada teoría educativa, cada etapa de historicidad poco después de su nacimiento, ya es un proceso superado, mientras que, desde la lejana ignotación, aparece la fuerza de la renovación incesante infinitamente.

No es fortuita coincidencia que los más grandes pedagogos sean filósofos y como ende filósofos de la educación o maestros en el sentido elevado del término, son ellos los que mejor sensibilidad confluyen a la educación. Son los hombres de siempre que renunciando las comodidades de su tiempo penetran a lucubrar nuevas teorías; analizando el ser dirigen sus aspiraciones hacia el deber ser educativo. Citando ejemplos aludiremos a Plantón: él, expone sus pensamientos filosóficos-pedagógicos en sus dialogos: Teetetos Menón, Laques, Felón y otros; caracterizándolos a todos, las aspiraciones de la necesidad de reminiscencia dialéctica como las demás cosas. Las siguientes proposiciones son por demás elocuentes:

Todo hombre "iluso" (ignorante) puede reconocer el mundo inteligible.

La reminiscencia conducida por la dialéctica nos emigra de la ininteligibilidad hacia la idea (del mundo aparente al verdadero)

Platón el maestro es el hombre justo, verídico y bondadoso, por ser éste, filósofo y como tal designado a ser gobernante. La edu­cación puede conducimos de la ignorancia pura a la razón o idea. Estos pensamientos platónicos, por cierto, han formado los pilares.
Constitucionales de la educación de nuestra cultura; por esta razón, método. su teleología, y aún su ontología filosófica han permitido hacer del maestro un ser hombre y no un mero profesional al servicio de la educación.

La educación, como otra ciencia, está envuelta de problemas, los mismos que día a día son más agudos, diferentes y complejos; nos vemos a decir, los problemas más difíciles de solución son los ger­minados en la educación, por su naturaleza de ser ciencia social,




por los múltiples factores convergentes en su seno., por geneas instituciones e intereses humanos.

El agente firme y estabilizador es el maestro, él, es el ingeniero científico y artista que va a orientar la educación por derrote nuevos, cada día nuevos, si bien es cierto que esta tarea no es todo incumbencia del maestro, sino de toda la sociedad, (del filósofo, político, científico, padre de familia, técnico…), toca cumplir maestro, un rol pionero, desarrollar una función delicada, cuya misión es conducir al hombre por el ethos cultural y de solucionar los problemas que surgen en la educación.

El maestro, por esencia de su función, está llamado a enjuiciar los distintos sistemas, doctrinas, principios, presupuestos educativos en otras palabras, analizarlos, criticarlos, justificarlos y explicad en él, penden las opiniones circundantes, por constituir éstas últimas marginales y coadyuvantes. Debido a esta misión el docente estará en un relieve más elevado que los demás miembros de la sociedad para así emitir un pronunciamiento con tinte de rigurosidad, de legalidad cultural de su naturaleza filosófica. Evidentemente existes tantas posiciones para contestar los problemas, primero, utilizan, la buena voluntad y el sentido intuitivo común, ésto es, el prejuicio pedagógico: segundo, acudiendo y empleando los principios y los resultados de la ciencia y de la técnica, en cuanto a este asunto especifico tenemos que decir, cada ciencia conviviente de la educación trata de ganarse la mayor legitimidad cooperante hasta la p tensión directriz, no es raro que desde 1980 aproximadamente nuestros días. la psicología del aprendizaje, sus doctrinas y teorías abren campos vastos en la educación y por momentos pareciera la educación fuera doméstica de la psicología; no hay que negar papeles positivos auxiliares de las ciencias y técnicas educacional, pero las tenemos que manejar como ciencias y técnicas auxiliares convergentes y carnales del organismo único, la educación; por la ciencia, es limitada y estrecha por poseer sólo su marco, se agita sólo dentro de sus muros, hace y conduce, descubre y transforma contenidos: en cambio, está vedada a formular la axiología y la teleología de la educación, y otros temas pertinentes a la filoso­fía.




El maestro tiene encima cuestiones de envergadura, Pierre Furter dice: "Pero la situación filosófica del educador nos parece nuevamente difícil, porque él es un hombre que piensa en el futuro) se encuentra, por lo tanto, más allá del presente, y al mismo tiempo un hombre cotidianamente real, totalmente comprometido con el presente. El educador se transforma en un elemento positivo en la sociedad cuando es capaz de hacer de esta contradicción un elemento “dialéctico” – 39 –


El maestro se enfrenta con serios problemas como los siguientes, que citamos a manera de ilustración:

¿Por qué la educación actual en la cultura occidental está en crisis?, ¿cómo repercuten los viajes cósmicos en la educación?; ¿qué materias son las que requieren de revisión urgente?, ¿qué tópicos se suprimen, se modifican, etc. ...?; ¿ qué resultados acarrea para la visión moral, política, social, económica, religiosa, las nuevas relaciones internacionales?; ¿las guerras colonialistas tienen importancia o no en la educación y en qué medida en caso de poseerla?; ¿qué significa para la educación la inmensa ola de jóvenes hippies que reclaman con sus modos pacíficos de vida, nuevas relaciones sociales y cambios estructurales?; ¿repercute en la columna vertebral o en la salud de la educación de un Estado los miles y miles de niños ham­brientos que codician el pan cultural y material?; ¿qué significaciones remite el control de natalidad , para la educación moral, religiosa, cívica y económica de un país?; ¿por qué el paso de la intui­ción pedagógica, o del sofisma educativo a una teoría cibernética de la educación?

Estos interrogantes son impositivos y sus retos son colosos, piden una respuesta

preparada, fundada y operante. Consideran esto, preguntémonos: ¿quién está llamado a contestadas?, ¿qué preparación debe poseer?, ¿sólo la científica, la técnica, o las dos anteriores y la filosófica? El maestro de hoy, de este mundo complejo, será el sumario de la cultura, el hombre de completa preparación.

El educador contemporáneo actúa en una realidad que exige ineludiblemente la condición previa de análisis y reflexión, tiene que enfrentarse instrumentado a la exclusividad de la acción práctica que aumenta agresiva y va en progreso sometiendo su labor mediante la presión de los hábitos empíricos. La reflexión y la actitud t, rica, penetra a lo concreto, y a lo invisible o en lo ignorado que: constituyen bases para nuevos planteos y soluciones; en cambio experiencia, únicamente estabiliza la conciencia y, la práctica educativa se automatiza a tecnifica. El hombre es creación, es un et, no renacer, es un ser concreto e ideal, un ser del mundo objetivo del mundo de las creaciones fantásticas, es un poder que engarza lo físico con lo metafísico; si así es el hombre, si este es el sujeto la educación, mal hará el maestro de ubicarse en la periferia de educación, esto es, sólo alojarse en la práctica. “El progreso pedagógico no descansa primordialmente en la práctica, -dice Mantovani - sino en la conciencia de los principios que rigen el desenvolvimiento de la experiencia” – 40 –


“El pedagogo -dice Barnés- debe estar atenta a la filosofía de su época, por que, a la larga, de ella ha de nutrir su ideología profesional” – 41 –

“El teórico no es un soñador; dice, J. Adams- es el hombre que comprende y pesa las hechos, el hambre de visión, el hombre que ve la vida claramente y como un toda", agrega el mismo autor “. . . para ser sabiamente teóricas, debemos ser inteligentemente practicas”. – 42 –






LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN Y SUS DISCIPLINAS

La filosofía de la educación, contiene en su estructura las disciplinas importantes que son las siguientes:


1. La Antropología pedagógica, se preocupa por aprehender el ser del hombre, como sujeto de la educación; esta disciplina tra­baja con la iluminación estrecha de la filosofía antropológica, con el objeto de precisar el "hacia" donde debe orientarse al hombre. La antropología pedagógica une lo teórico-descriptivo con lo normativo; el ser y el deber ser del hombre.

2. La Ontología de la Educación, escarba de toda la producción filosófica-educativa el fundamento óntico, su verdadera naturaleza, la explicación última de su existencia como sistema edu­cativo.

3. La Axiología de la Educación, es el estudio especial de los valores educativos, establece relación entre los valores filosóficos y los valores educativos.

4. La teleología pedagógica, es parte de la axiología pedagógica que reflexiona sobre el problema de la finalidad de la educación.